Enfrentado
a un chuletón
con
tenedor y cuchillo
se
me rompió un colmillo
al
morder en un tendón.
¡Qué
desgracia, qué lamento!
pues
era el primer bocado
que
a la carne le había dado
porque
estaba muy hambriento.
El
dolor que ahora sufría
en
mi lacerado diente
fue
burla de los clientes
de
aquella churrasquería
Y
a mí se dirigían
con
palabras de consuelo
adhiriéndose
a mi duelo,
mas
no exentos de ironía
¡Tómese
usted una sopa
que
no tenga tropezones
para
evitar más lesiones
en
los piños de la boca!
Y
entre cubierto y cubierto
a
mi costa se mofaban,
por
lo que yo defecaba
en
las castas de sus muertos.
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Mi
carácter es indómito
Y
bromas muy bien no aguanta.
Mis
dedos en la garganta
produjeron
un gran vómito.
Y
expulsando aquella cena,
El
desagradable olor
Provocó
en el comedor
la
reacción en cadena.
Todo
el mundo vomitó,
Y
al ver como aquella gente
Eran
de vómito fuentes
Ahora
me reía yo.
¿Y
cuál es la moraleja
de
esta historia tan trivial?
Que
a aquel que te trate mal
¡Dispárale
entre las cejas!
Sus
burlas jamás permitas
Y
aun no siendo pendenciero,
Nunca
dejes al chancero
Que
se vaya de rositas.
José M. Ramos. Octubre 2012 |