Como
su nombre indicaba
consumía
cocaína
Pues
por lógica supina
Blanca
Nieve se llamaba.
Y
el resto de la semana,
Los
domingos y los jueves,
Dedicaba
Blancanieves
A
fumar la marihuana.
Y
su segunda madrastra
Que
era dama virtuosa
Se
cansó de aquella cosa
Y
un día dijo: ¡¡Basta!!
Porque
ya sabéis que la otra
Era
mala y le pegaba,
Y
la ruin la incitaba
Al
consumo de la droga.
Y
una noche de verano,
en
antro de un arrabal
Buscando
droga fatal,
Se
encontró con siete enanos.
Los
enanos que vendían
heroína
al por mayor,
Le
ofrecieron la mejor
De
toda su mercancía.
Y
compró el veneno inmundo,
Y
aquella droga probó,
Mas
la dosis no midió
Y
cayó en coma profundo.
En
el fondo los enanos
No
eran seres despiadados.
La
llevaron preocupados
Al
hospital más cercano.
Les
recibió una enfermera
Que
en este tipo de trance
Les
dijo a aquellos tunantes:
¡Id
a la sala de espera!
Más
tarde ingresó un chico
A
curarse una almorrana
Y
al ver aquel panorama
Creyó
que estaba en el circo.
El
enano portavoz
dijo
a toda la gente
que
allí estaba presente:
¡¡El
payaso ya llegó!!
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Y
el muchacho muy guasón
Preguntó
con ironía
En
que momento salía
El
domador y el león.
El
caso es que hemos dejado
A
Blancanieves en coma
Dejémonos
pues de bromas,
Que
es preocupante su estado.
Así
que en el hospital
La
niña estaba inconsciente
Pues
la droga era potente
Y
aquello pintaba mal.
Pero
un médico con suerte,
Que
a la enferma atendía
Se
dijo: ¡¡esta es la mía!!
Al
ver que se hallaba inerte.
Pues
tan hermosa la vio
Y
guapa era la chiquilla,
Que
el médico en la mejilla
Un
beso depositó.
Y
besó tan dulcemente
Aquel
galeno y efebo,
Que
el beso fue el gran placebo
que
despertó a la durmiente.
Y
todo fue un festival
Con
enanos incluidos,
Algún
que otro paciente herido
y
el resto del personal.
Y
llegaron policías
y
sacando mucho pecho
Confiscaron
los helechos
Creyendo
que eran maría.
Y
zurraron la badana
a
los siete enanos, siete
y
también dieron de leches
al
tipo de la almorrana.
Y
como ya me desvié
En
exceso de este cuento
Creo
que es el momento
De
decir que ya acabé.
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José M. Ramos. Agosto 2011.