XXI
Aquí
yace un profesor
Que
más que al diablo temía
Que
lo enterrasen un día
Al
lado de un inspector.
XXII
El
salón de gente VIP
Usaba
el gran matemático.
Después
de recibir el viático
descansa
en la sala RIP.
XXIII
Aquí
yace un profesor
Cuyo
mayor y gran reto
Era
que su alumnado
Aprendiera
con agrado
Los
huesos del esqueleto.
Ahora
aquel gran docente
Se
muestra a los estudiantes
Bastante
más flaco que antes
En
ataúd transparente.
XXIV
Aquí
yace un profesor
Que
no quiso jubilar
Y
aún pretende enseñar
Al
incauto enterrador
Que
comprueba con mal fario
Como
en este panteón
Surge
una aparición
Prácticamente
a diario
Que
le explica una lección.
XXV
Aquí
yace Don Manuel
que
gusanos diseccionaba
y
como venganza macabra
Los
bichos lo comen a él.
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XXVI
Aquí
yace un profesor
Que
lo era de francés
Y
se curó de su estrés
Quand l’est arrivé la mort.
XXVII
Aquí
yace un profesor
Que
presidió un Tribunal
Con
una injusticia tal
Que
incluso prevaricó.
Cuando
su hora llegó
Y
tuvo que sacarse el velo
Ante
el Tribunal del Cielo
El
profesor suspendió.
XXVIII
El
profesor antedicho
Daba
clases de cocina.
Ahora
es pura cecina
De
seco que está en el nicho.
XXIX
Aquí
un docente yace
Que
al alumnado asustaba
Y
cuando algo explicaba
Mas
que hablar abría las fauces.
XXX
Del
infierno en el preludio
se
encuentra este profesor,
no
por ser un inspector
sino
un cruel Jefe de Estudios.
José M. Ramos. 2011
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