Un
día de botellón
La
princesa caprichosa
Tomó
una bebida gaseosa
Mezclada
con mucho ron.
Y
tras mucha libación
De
este brebaje potente,
Cayó
la niña inconsciente
De
etílica intoxicación.
Y
bebiendo continuaron
Todos
sus acompañantes,
Sin
percatarse del lance
Y
en coma allí la dejaron.
Y
así permaneció
Durante
tiempo incontable
En
el bosque abominable
Donde
hacían botellón.
Era
una noche de mayo
La
primavera cantaba
Y
un príncipe que pasaba
Se
apeó de su caballo.
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Y
el mozo que era muy pillo
Al
ver así a Su Excelencia
Aprovechó
su inconsciencia
Y
la besó de tornillo.
No
sabemos que misterio
Detonó
la reacción,
El
caso es que tal acción
Desembocó
en un infierno.
Las
arcadas que produjo
El
beso de aquel jinete,
Provocaron
de repente
un
vómito en un gran flujo.
Y
desde el gorro a las botas
El
principito valiente
Se
empapó completamente
De
la principesca pota.
Y
ahora aquel caballero
Cuando
a alguien va a besar,
Por
miedo al regurgitar
Siempre
viste un chubasquero.
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José M. Ramos. Agosto 2011