A
la Pontevedra
finisecular
del
siglo decimonono,
esta
semblanza yo entono
para
a esta ciudad honrar.
No
hubo en Galicia una igual
villa,
pueblo o pedanía
más
plena de poesía
y
baluarte cultural.
Said
Armesto y sus amigos,
los
hermanos Muruais
y
cuantos imagináis
sin
haberlos conocido.
Y
la cultura en la villa
creció
cual mata de yedra
haciendo
de Pontevedra
de
España, una maravilla.
Fue
una época gloriosa
la
de esta gran Pontevedra,
conformando
piedra a piedra
una
ciudad tan hermosa.
Hoy
podemos evocar
las
tertulias y debates
donde
aquellos grandes vates
intentaban
despuntar.
Y
no es el amor que nos ciega,
pues
de todos es sabido
que
Pontevedra hace un siglo
era
la Atenas
gallega.
En
política y en versos
nuestra
ciudad destacaba
y
quizá fuese envidiada
por
otros pueblos diversos.
|
Entre
palique y palique,
y
entre café, copa y puro,
siempre
había algún espurio
y
se colaba un cacique.
Y
casi imperecedero
de
política era el clan,
llamado
de Lourizán,
liderado
por Montero.
Y
entre la grey liberal
y
aquellos conservadores,
nunca
surgieron amores
pero
todo era cordial.
Cuando
en el Casino están,
Saluda
el Sr. Landín,
sin
apreciar retintín,
a
su adversario Millán[i]
Y
ya en la Plaza
del Pan,
unos
golfillos descalzos
reciben
los bastonazos
de
un huraño Valle Inclán.
Durante
la dictadura
fueron
sus calles tristonas,
y
de alegría intentonas
las
cercenó la censura.
Hoy
en plena democracia
recuperamos
la historia
recurriendo
a la memoria
de
estos hombres, verbigracia.
Es
pues deber obligado
reconocer
sin ambages
y
evocar el legado,
la
cultura y el bagaje
de
nuestros antepasados.
|
[i]
A finales del siglo XIX y
principios del XX, Andrés
Landín era director del Diario de
Pontevedra, vinculado al partido liberal liderado por Montero Ríos,
mientras que José Millán era el director de La Correspondencia Gallega, portavoz del partido
conservador.
José M. Ramos. Pontevedra, 10 septiembre 2011