Era
el pesar grande y hondo
Sentido
por mis parientes,
Pero
observé tras mi muerte
Un
túnel con luz al fondo.
Y
sintiéndome ligero
A
la luz me dirigí,
Pues
saber que había allí
Era
mi mayor deseo.
Cuando
traspasé el umbral
De
esa puerta luminosa,
Me
encontré bajo una losa
De
un peso fenomenal.
Y
aunque aquello era inaudito,
Tenía
un ojo tercero
Que
me permitió certero
Leer
lo que estaba escrito.
«Aquí
yace un ser mortal
Que
mil pamplinas leía
Y
a pies juntillas creía
En
todo lo paranormal.»
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Y
descubrí con pavor
Que
tras esa lectura escueta
Había
alcanzado mi meta
Y
todo en mí se apagó.
Pero
al sumirme en la nada
Me
pareció escuchar,
Ya
presto a dejar de estar,
una
horrible carcajada.
MORALEJA:
Mortales
que vivos estáis,
Disfrutad
de vuestra suerte
Pues
cuando os lleve la muerte
Ilusiones
no os hagáis,
Pues
seréis materia inerte,
solo
polvo y nada más.
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José M. Ramos. Pontevedra, 11 agosto 2011