Pueblo
ventoso y pequeño
de
historia rica en sucesos,
con
nacimientos, decesos
y
vecinos con empeño
en
prestigiar sus bondades,
su
puerto, su pantalán
y
el castillo de Guzmán
para
atraer voluntades
del
viajero europeo
que
bajo su sol disfruta
cuando
el estío despunta
e
inicia el trino el jilguero.
A
Tarifa me refiero.
Un
pueblecito de ensueño
que
más que a los tarifeños,
pertenece
al mundo entero.
Es
final de continente,
África
tiene a su lado,
y
se ve siempre azotado
por
el viento de poniente,
cuando
no es de levante
que
derriba a un elefante
pero
es viento más caliente.
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Pueblecito
gaditano
a
ti te canto esta copla
porque
en Tarifa Dios sopla
como
no hace en otro lado.
Y
ahí, a tu hermoso cielo
los
ángeles acudirán,
mas
ellos tampoco podrán
mantener
estable el vuelo.
Pues
sin viento no serías
tan
graciosa ni tan bella
y
en una segunda Marbella
seguro
te convertirías,
para
desgracia de aquellos
que
al igual que yo lo siento
no
quieren más que tu viento
y
de tu luz sus destellos.
Acogedor
y amante
pueblo
querido y amado
es
tu viento huracanado
cual
aliento de gigante.
Y
cuando entierren al poeta
en
la tierra que es tu esencia
se
colmará su existencia
y
habrá alcanzado su meta.
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José M. Ramos. Tarifa, 17 julio 2011