«Pienso… por
tanto existo»,
dijo Descartes un día,
bromeando con su tía,
intentando hacerse el listo.
Preguntó ella con sapiencia:
«¿Quieres acaso expresar
que la capacidad de pensar
deriva de la existencia?»
«Desde luego
es mi premisa»,
Respondió sonriendo René.
Y entonces la mujer
le argumentó de esta guisa:
«Pues tal teoría aplicando,
y por esa regla de tres,
también piensa este ciprés»,
dijo
mostrándo un árbol.
Utilizando su mente
él llegó a la conclusión
que existir es condición
necesaria e insuficiente.
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Si piensas, luego existes,
pero no siempre al revés,
y si tú así no lo ves
la lógica no te asiste.
Y nos revela la ciencia
que pensar implica ser,
mas no se puede establecer
entre ambos la equivalencia
Vemos pues la relevancia
de utilizar la cabeza
en medio de esta maleza
que nos sume en la ignorancia.
¿Qué es la filosofía?
pregunta siempre algún lego.
Yo siempre pongo el ejemplo
de Descartes y su tía.
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José M. Ramos. Pontevedra, 16 febrero 2012